El coronavirus plantea una amenaza creciente para la economía de los Estados Unidos a medida que el brote pasa de ser un dolor de cabeza a corto plazo para las empresas de viajes y manufactura a una crisis más amplia que está impulsando a muchos estadounidenses a agacharse y limitar sus actividades cotidianas.
Esto está extendiendo el alcance de la pandemia de coronavirus a casi todos los rincones del comercio, ya que muchos consumidores evitan las grandes reuniones de personas en lugares como cines, centros comerciales, restaurantes y eventos deportivos.
“Está empezando a afectar el comportamiento de la gente en todas partes”, dice el economista Jesse Edgerton de JPMorgan Chase.
Algunos economistas importantes están pronosticando una recesión para este año, aunque la nación aún podría esquivar ese resultado si el brote comienza a disminuir en los Estados Unidos para el verano, como predicen algunos funcionarios de salud, y el crecimiento se recupera rápidamente.
Pero los golpes al cuerpo de la economía están aumentando.
El anuncio de la NBA del miércoles por la noche de que suspendía todos los partidos hasta nuevo aviso puede haber marcado un hito. Si bien los ingresos generados por la liga apenas registran un bache en la economía general, “convencerá a casi todo el mundo de que el virus es una grave amenaza para la salud y la economía de la nación, que pesa sobre la psique colectiva de los inversores, las empresas y, lo que es más importante, el consumidor estadounidense”, dice Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics.
La NHL también suspendió sus juegos, Disney World está cerrado y Broadway ha quedado a oscuras.
Con una inversión empresarial débil, el consumo doméstico saludable ha estado apuntalando el crecimiento económico.
El anuncio televisado esta semana por el presidente Donald Trump de una prohibición de 30 días de todos los viajes desde Europa a los Estados Unidos profundizó el dolor de la maltrecha industria de los viajes y el turismo.
Irónicamente, los problemas de suministro de fabricación que han puesto en peligro la entrega de piezas y productos al por menor de China a los EE.UU. se están aliviando un poco, dicen los expertos, aunque siguen existiendo obstáculos. Sin embargo, hay una creciente preocupación de que muchos compradores no estarán allí para comprar los productos.
“Está pasando de un importante choque de oferta a un choque de demanda que se convierte en una carga más persistente para la economía”, dice Michelle Meyer, economista jefe de EE.UU. en Bank of America Merrill Lynch.
El número de casos de coronavirus en los Estados Unidos sigue siendo limitado, más de 1.600, con una cifra de 41 muertos, en comparación con un total de más de 130.000 casos y unas 5.000 muertes en todo el mundo. Pero esos casos en EE.UU. se han extendido rápidamente por todo el país desde el epicentro inicial en Seattle.
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Si el número de casos globales llega a un millón y el total de los EE.UU. alcanza un máximo de 50.000 a 100.000, Zandi considera que los EE.UU. podrían evitar una recesión. Pero el calendario también es clave. Diane Swonk, economista jefe de Grant Thornton, dice que si el brote continúa acelerándose hasta el verano, como ella espera, es más probable que se produzca una recesión que dure unos seis meses.
“Y es más difícil que la economía vuelva a funcionar”, dice.
Algunos gimnasios están viendo un descenso en las afiliaciones debido al coronavirus.
Swonk espera que el brote se reduzca en un punto porcentual del crecimiento, dejando a la economía expandiéndose sólo un 1% este año.
